Aparece continuamente en la prensa, televisión, internet o radio. La encontramos en los hospitales, institutos o en la calle. Poseer una cultura científica contribuye a hacer de nosotros personas más críticas, libres de prejuicios y sobre todo de miras más amplias.
La sociedad considera a una persona culta porque
conoce a Garcilaso, Quevedo o Cervantes, pero no mira de igual modo el
desconocimiento sobre Darwin, Galileo o Einstein. Sin embargo su influencia en
la sociedad ha sido indiscutible y el trabajo científico, como creación que es,
también supone una tarea cultural.
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